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Bebidas alcohólicas, lo buenas y malas que son para tu salud

El famoso profesor universitario David Friedman establece una clasificación de los alcoholes presentes en todos los bares del mundo a partir de los beneficios y perjuicios que aportan

Bebidas alcohólicas, lo buenas y malas que son para tu salud

El alcohol es una sustancia depresora. Esto significa que ralentiza el funcionamiento del sistema nervioso central. Es aquí donde reside su mayor peligro, ya que bloquea parte de los mensajes que intentan llegar al cerebro, alterando así percepciones, emociones o movimientos. Conocemos de primera mano lo bien que sienta en dosis pequeñas o moderadas, sobre todo si acompaña a una opípara comida o cena. Sin embargo, conviene no pasarse, ya que además de poder resultar bastante ridículos a los ojos de los demás, una gran cantidad de alcohol puede provocar severos cambios en el cerebro o una intoxicación.

Además, es muy probable que esto suceda en adolescentes. El deseo de sentirse integrado en el grupo (ya que es un excelente desinhibidor) y la presión social son los dos grandes condicionantes para que la edad de entrada en su consumo sea baja. Un estudio sociológico llamado ‘ESTUDES’ reveló que los adolescentes comienzan a tomar alcohol al llegar a los 14 años de media. Y más del 50% de los menores de entre 14 y 18 años reconoce haber asistido a un botellón en menos de un mes.

David Friedman, autor de ‘Salud alimentaria: Cómo comer en un mundo de modas y ficciones’, ha realizado una clasificación con los licores más fuertes que existen en el mercado. Y que a pesar de tener una gran carga alcohólica, son los más saludables frente a otros con mucho más contenidos en grasas o cuyas resacas suelen ser bastante dolorosas. Sea como sea y como dicen en los anuncios, «bebe con moderación, es tu responsabilidad». La lista ha sido recopilada por ‘Mel Magazine’.

Tequila y mezcal

«El tequila de calidad (hecho con 100% de agave) es mi primera opción como licor fuerte más saludable», asegura Friedman. «A diferencia de la mayoría de licores fuertes, no aumenta su nivel de azúcar en sangre, lo que significa que incluso las personas con diabetes de tipo 2 pueden tomarlo. De hecho, puede incluso disminuir los niveles de glucosa y aumentar la producción de insulina». De igual forma, tiene un contenido muy bajo de calorías. «Un chupito de tequila contiene solo 63 calorías, en comparación con las 96 del vodka».

Aunque parezca mentira, también es uno de los licores fuertes más amables con el intestino, ya que contiene fibra dietética y probióticos. Tampoco contiene gluten, ya que no contiene ni trigo ni cebada. ¿Lo más sorprendente? «Uno de los mejores atributos del tequila es su capacidad para minimizar las resacas», reconoce el experto. «La causa principal de las resacas se llaman congéneres, que son un subproducto de la fermentación y el envejecimiento, lo que produce que sean peores si bebemos licores de barril (como el brandy, el whisky o el vino)». El tequila tiene menos congéneres que los licores duros de color marrón.

Brandy

«El brandy contiene vitamina C y antioxidantes positivos para tu salud cardiovascular», afirma Friedman. «Sus compuestos de polifenol tienen efectos beneficiosos en el revestimiento de nuestros vasos sanguíneos, y diversas investigaciones han demostrado que puede ayudar a prevenir ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares, así como para combatir la obesidad. Los polifenoles suprimen la actividad de un gen llamado NF-kappaB que produce las inflamaciones».

También es ampliamente conocido por sus propiedades antioxidantes. «Un chupito de brandy proporciona la misma cantidad de antioxidantes que una ingesta diaria recomendada de vitamina C, con sus respectivos efectos antienvejecimiento, como una piel más sana con menos arrugas (a menos que te fumes un cigarro mientras lo bebes)», explica el experto.

Ginebra

Está hecha de bayas de enebro, las cuales contienen 87 compuestos antioxidantes distintos, según apunta Friedman. Del mismo modo, poseen flavanoides, con notables propiedades antienvejecimiento. Si bien por lo general el alcohol empeora la calidad del sueño, la ginebra tiene un impacto positivo en la química cerebral, alentando un sueño reparador. «Se ha demostrado también que esta bebida mejora el aspecto de la piel, dándole un aspecto suave y juvenil», recuerda. «La ginebra también contiene 97 calorías por chupito, esto es muy poco comparado a las 160 que tiene un vaso de vino o una pinta de cerveza (208). Tampoco tiene demasiado azúcar».

Whisky

Esta bebida contiene la misma cantidad de antioxidantes que el vino. «Obtiene su característico color ámbar al envejecer en barriles de madera, lo que crea ácido elágico, una sustancia que puede ayudar a mantener bajo control los niveles de azúcar en sangre», puntualiza Friedman. «El ácido elágico tiene propiedades anticancerígenas contra el cáncer de fiel, de esófago y de colon».

Vodka

No es el más sano de todos, y mucho menos que los que ya hemos citado, así que para que te siente bien deberías tomarlo en muy pequeñas dosis. «Existen algunas investigaciones que muestran que el vodka ayuda a aliviar la tensión mejor que el vino», enuncia el experto. «El consumo moderado puede ayudar a disminuir el dolor y la inflamación asociada a la artritis reumatoide en un 30% de los casos, en comparación con no beber nada».

Ron

«El ron tiene propiedades antibacterianas y se ha usado para tratar la faringitis estreptocócica», señala. «Pero en el proceso de fermentación del ron se utiliza jugo de caña, azúcar o melaza, por lo que no es la mejor opción si estás prestando atención a tu peso». Al igual que el whisky, es más saludable según el tipo de ron que escojas. «Si beber demasiado puede dañar tu cerebro, el consumo moderado puede reducir ese riesgo: el ron tiene propiedades que pueden ayudar a proteger las células cerebrales y disminuir el riesgo de demencia o Alzhéimer».

Absenta

Se trata de un «potente espíritu verde hecho de anís y ajenjo, entre otros ingredientes», explica Friedman. «El ajenjo se ha utilizado durante siglos contra los problemas digestivos, como la pérdida de apetito, el dolor estomacal, enfermedades de la vesícula biliar o retortijones. Se ganó una mala reputación gracias a la tujona, un ingrediente presente en el ajenjo por el que se pensaba que causaba una gran cantidad de efectos secundarios, como convulsiones, alucionaciones o psicosis».

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